1. Concepto
Son instituciones sociales que posibilitan que grupos de compradores y vendedores se pongan en contacto y puedan intercambiar bienes altamente sustituibles entre sí.
No es imprescindible que se trate de un lugar físico como un supermercado o una feria, lo importante es que permiten que los oferentes y los demandantes de una determinada mercancía o servicio realicen las transacciones durante las cuales determinan los precios y las cantidades intercambiadas.
Existen diferentes tipos de mercado, de bienes finales (de consumo o de capital), de bienes intermedios y de servicios de factores. Todos ellos difieren en muchos aspectos, pero comparten ciertos rasgos generales que pueden ser analizados en forma sistemática y, además, juzgarse en términos de eficiencia y de equidad.
2. La delimitación del mercado
El concepto de mercado supone que es posible trazar límites que lo definan para cada caso en particular de manera que estemos en condiciones de conocer quienes son los compradores y los vendedores que están dentro del mismo y quienes están fuera y cuales son los bienes que se intercambian en el mismo y cuales no.
En este sentido todos los mercados tienen dos dimensiones principales:
- El tipo de bien con el cual se realizan las transacciones.
- El área geográfica que abarca.
2.1 Delimitación del mercado según el tipo de bien
El criterio para distinguir por el tipo de bien entre un mercado y otro es el grado de sustituibilidad. Cuando los bienes son altamente sustituibles entre sí pertenecen al mismo mercado (todos los demás bienes están afuera). Como esta característica es una cuestión de grado nos veremos ante la necesidad de establecer rangos dentro de los cuales los bienes resultan (o no) buenos sustitutos entre sí.
Por ejemplo, si los compradores están dispuestos a sustituir con facilidad en su consumo entre carnes vacunas, porcinas u ovinas, porque las consideran buenos sustitutos entre sí, estaremos en presencia de un único mercado de carnes rojas. En cambio si las consumen en ocasiones o situaciones diferentes, estaremos en presencia de tres mercados claramente delimitados. En realidad lo más probable es que los consumidores no se ubiquen en ninguno de los dos extremos y entonces no sea tan sencillo decidir si los mercados son uno, dos o tres.
De hecho, la inmensa mayoría de los bienes no son homogéneos sino ligeramente heterogéneos, tienen variedades, las cuales son el resultado de pequeños cambios en sus características que no alteran de manera significativa su capacidad para satisfacer la necesidad de que se trate pero que no son indiferentes para los consumidores.
La diferenciación de los bienes puede ser de distinto tipo:
- Física: los bienes se distinguen por sus características orgánicas. Por ejemplo, harina de trigo con y sin leudante.
- Espacial: las variedades se distinguen por estar ubicadas en ámbitos geográficos diferentes. Por ejemplo, harinas de trigo de la misma calidad pero que son ofrecidas una en una granja cercana y otra en un hipermercado localizado en las afueras de la ciudad.
- Temporal: las variedades se distinguen por estar disponibles en diferentes momentos. Por ejemplo, harinas de trigo de la misma calidad disponible en el momento o de entrega diferida en el tiempo.
- Ideal: las variedades son consideradas diferentes por los compradores, aún cuando sean perfectamente homogéneas desde el punto de vista físico, espacial y temporal. Por ejemplo, harina de trigo de la misma calidad y disponible en el mismo tiempo y lugar, pero envasada con marcas de diferente prestigio o apoyo publicitario.
2.2 Delimitación del mercado por el área geográfica
El área geográfica puede definirse como aquella dentro de la cual se realizan los intercambios, es decir donde los compradores buscan y/o los vendedores ofrecen sus productos.
Desde este punto de vista, existen mercados locales, regionales, nacionales, internacionales y globales, aunque hay que reconocer que las continuas mejoras en las comunicaciones hacen cada vez menos nítidas las diferencias entre unos y otros.
Las pautas de comportamiento de los participantes en cuanto a sus desplazamientos, tanto como los costos de transporte en relación con el precio del bien, limitan la extensión geográfica del mercado y también lo hacen los problemas logísticos. Sin embargo, pueden existir compradores que hagan largos viajes para comprar un bien que les gusta o empresas que realizan ventas fuera de la frontera geográfica de “su mercado” sin sufrir por los excesivos costos de transportes.
Por esta razón, el área que está “dentro” del mercado no suele distinguirse de la que está “afuera” porque en ella se realizan las transacciones y en la otra no, sino porque en la primera las transacciones son más frecuentes que en la segunda y, por ello, al igual que en el caso de la sustituibilidad la frecuencia es una cuestión de grado.
3. La estructura de los mercados
El grado de competencia efectiva y el poder de mercado se encuentran relacionados con la estructura del mercado la cual consta de cuatro elementos:
- El tamaño de cada uno de los compradores y vendedores en relación con el conjunto del mercado donde actúan. La participación de mercado es el principal indicador del poder que pueden ejercer en el mismo los participantes y está determinada por el porcentaje de ventas (o de compras) que hace un vendedor (o comprador) individual sobre el total de las transacciones realizadas. La participación puede variar entre valores cercanos al 0 % y el 100 %.
- Las posibilidades con que cuentan los productores para lograr diferenciar los bienes que ofrecen o segmentar el mercado donde participan.
- Existencia de barreras que impiden o dificultan el acceso de nuevos participantes al mercado. Todo aquello que reduzca la facilidad, amplitud o velocidad de la entrada de nuevos competidores es una barrera. Hay una enorme cantidad de factores que pueden crearlas, entre ellas se encuentran las regulaciones legales, la monopolización de ciertos recursos y en factores de origen económico que hacen que las empresas que quieran entrar al mercado tengan costos que no deben enfrentar las firmas ya establecidas.
- Cantidad de información disponible para las diversas unidades económicas sobre las actividades desarrolladas en el mercado.
Un examen detallado revelaría la existencia de un número muy grande de posibilidades ya que podríamos encontrar tanto a un solo productor dominando en forma completa un mercado determinado o a cientos de empresas cada una de las cuales ofreciendo una parte minúscula de la producción total y entre ellos a una gran variedad de otras formas de mercado.
Para evitar tal complejidad consideraremos que son tres las formas básicas de organización: la competencia perfecta, el monopolio y la competencia imperfecta y en este último caso, según su mayor o menor grado de imperfección, nos encontraremos con el oligopolio y la competencia monopolística (o monopólica).
4. Los mercados de competencia perfecta
El término competencia se usa comúnmente tanto en la literatura económica como en las conversaciones diarias con un sentido de rivalidad pero cuando es acompañado por la palabra perfecta tiene un significado diferente ya que se refiere al único tipo de mercado cuya existencia permite el logro simultáneo de óptimos técnicos y económicos.
El modelo de competencia perfecta permite demostrar que, a largo plazo y en equilibrio, las empresas se verán obligadas, por la presión de sus competidores, a producir con la máxima eficiencia de modo que los costos unitarios sean los más bajos posibles y cuando se llega a una situación de este tipo lo que los compradores pagan por los bienes es exactamente igual a lo que cuesta producirlos.
Los empresarios reciben un beneficio por su actuación, pero a largo plazo el mismo es igual al beneficio normal, esto es, exactamente lo que se necesita para atraer al empresario a la actividad ya que si recibiera menos de esa cantidad, se dedicaría a otra cosa (el costo de oportunidad del empresario). Si en algún momento algún empresario recibe un beneficio extraordinario (superior al normal), ello atraerá a nuevas firmas al mercado y el incremento de la producción hará bajar los precios hasta hacer que sólo le quede el beneficio normal[1].
Para que un mercado sea considerado de competencia perfecta deben cumplirse imprescindiblemente las siguientes condiciones:
- Los bienes intercambiados tienen que ser homogéneos, es decir, los vendedores deben ofrecer unidades idénticas del mismo y, dado que los bienes ofrecidos por cada firma es un sustituto perfecto del que pretenden vender todas las demás, los compradores no tienen ningún motivo para preferir a uno de ellos.
- El mercado debe estar atomizado ya que es necesario que cada comprador o vendedor represente una pequeña fracción respecto de la totalidad del mercado de manera que si uno de ellos logra modificar su participación o se retira del mismo no se percibirán cambios en la oferta del bien.
- No deben existir barreras de ningún tipo que impidan o dificulten el acceso al mercado, es decir, debe prevalecer una total libertad para entrar o salir de la actividad, los recursos deben ser libres para dedicarse a cualquiera de ellas y empleados donde sean mejor pagos y las mercancías y servicios deben poder venderse donde logren los mejores precios.
- Los mercados de competencia perfecta son transparentes ya que los participantes pueden conocer de manera completa e inmediata las características significativas de todas las actividades que se desarrollan en el mismo.
Si se cumplen las condiciones mencionadas el precio será el mismo en todo su ámbito y cada vendedor o comprador no podrá modificarlo actuando en forma individual debido a que todos ellos son “tomadores de precios”. Si determinada firma pretende vender su producto a un precio superior al vigente los eventuales compradores lo podrían adquirir a otra ya que ofrecen bienes idénticos y tampoco se verá en la necesidad de disminuirlo para colocar su producción ya que la misma es demasiado pequeña respecto del total.
Sin embargo, cualquier modificación en la demanda o en la oferta del mercado modificará el precio del bien y, en consecuencia, la curva de demanda que enfrenta la firma, pero todas estas variaciones quedan fuera del control de las unidades económicas individuales, cada empresa sólo puede ajustar su producción y venderla al precio fijado en el mercado y cada comprador adquirir las cantidades que desee a dichos precios, es decir para ellos el precio es un dato sobre el que no tienen ningún tipo de influencia.
Dadas las importantes restricciones analizadas no es posible sostener que este tipo de mercado caracterice o haya caracterizado en una determinada época a la economía de cierto país o región por lo que estudiar la teoría de la competencia perfecta no implica pensar que el mundo real pueda llegar en algún momento a poseer dichas características sino que el principal objetivo está centrado en el hecho de que si fuese aplicada podría asegurarse el máximo de la eficiencia económica y la satisfacción de las necesidades sería tan grande como lo permitiesen las técnicas y los recursos disponibles y, por los tanto, constituye un valioso punto de partida para el análisis económico porque nos provee una base contra la cual puede confrontarse y evaluarse el funcionamiento de la economía real.
5. El monopolio
Se utiliza esta palabra para definir a un tipo de mercado en el cual la producción es realizada por una única empresa que ofrece un bien que no posee sustitutos próximos, por lo que el monopolista “es la industria”[2].
La ausencia de sustitutos próximos significa que no existen empresas que elaboren un producto con el cual se puede llegar a satisfacer la misma necesidad, en consecuencia el comprador no dispone de una alternativa válida a la que pueda recurrir y, por lo tanto, debe comprar el bien al monopolista o mantener su necesidad insatisfecha.
La ausencia de competidores se produce debido a la existencia de barreras naturales o legales que impiden el acceso de otras firmas al mercado, en este sentido pueden existir monopolios naturales cuando las condiciones del mercado hacen que el mismo sea abastecido de manera más eficiente cuando actúa una única empresa[3] y monopolios legales cuando la vigencia de alguna disposición estatal impide el acceso de nuevas firmas[4].
Algunas barreras de entrada pueden deberse a la existencia leyes y regulaciones estatales, el otorgamiento de patentes, la propiedad o el acceso monopólico a ciertos recursos críticos, las economías de escala y de aprendizaje, los requerimientos de capital, la diferenciación del producto, etc.. En algunos casos también pueden presentarse barreras de salida como, por ejemplo, las indemnizaciones que se debe pagar en caso de despido del personal.
Cuando los compradores (o vendedores) están atomizados y enfrentan a un monopolista (o a un monopsonista) éstos concentran el poder de mercado y adquieren un control “considerable” sobre el precio y las cantidades intercambiadas[5].
Precisamente, las posibilidades con que cuentan las firmas monopólicas para determinar el precio, la cantidad y la calidad de los bienes ofrecidos ha obligado a que en los distintos países se hayan establecido regulaciones a sus actividades. Estos controles pueden ser llevados a cabo mediante la acción directa de las propias agencias del gobierno y la acción de la justicia o a través de organismos específicos que en muchos casos cuentan con la participación de los propios usuarios de los bienes ofrecidos por la empresa (entes reguladores).
Otra forma de monopolio es el denominado “monopolio colectivo” el cual se presenta cuando el poder de mercado no está en manos de un único agente económico, sino de un grupo de ellos. Son los casos de los matriculados en una profesión o de quienes cuentan con el derecho para cierto tipo de explotación (Ej. la asistencia médica está en manos del monopolio conformado por el conjunto de médicos matriculados y los propietarios de patentes de taxi gozan del monopolio colectivo en este servicio de transporte).
6. Los mercados de competencia imperfecta
Cuando en un mercado es posible observar la actividad de varias empresas pero que los requisitos de la competencia perfecta no se cumplen en su totalidad se pueden definir a los mercados de “competencia imperfecta” dentro de la cual, de acuerdo a los diferentes grados de imperfección, se encuentran el oligopolio y la competencia monopolística.
En el primer caso se trata de un tipo de mercado abastecido por un pequeño grupo de vendedores que domina el mercado y en el caso de la competencia monopolística se da cuando conviven muchos productores, de igual manera que en la competencia perfecta, pero que ofrecen un bien diferenciado.
6.1 El oligopolio
Un mercado adquiere características oligopólicas cuando un número suficientemente reducido de firmas produce la totalidad o bien un alto porcentaje de los bienes disponibles en el mismo desempeñándose con un alto grado de interdependencia[6].
De la definición surge que el oligopolio posee características típicas:
- Un grupo que controla el mercado el cual está conformado por un pequeño número de firmas con elevadas participaciones individuales en el mercado y que se denomina grupo oligopólico.
- Un número considerable de empresas con pequeñas participaciones de mercado, que compiten entre si, aceptando como dadas las decisiones de fijación de precios de las grandes empresas. Este grupo se denomina franja competitiva o marginal, su posición es subordinada y resulta muy vulnerable ya que están expuestas a ser expulsadas del mercado y remplazadas por otras.
La existencia de estas franjas competitivas en buena parte de los mercados oligopólicos se justifica porque las pequeñas empresas pueden atender segmentos del mercado a los que las empresas más grandes no llegan o no les interesa llegar, como pueden ser los casos de productos de muy alta o baja calidad o de características especiales y la atención a localidades pequeñas y/o alejadas o en épocas del año con baja demanda, etc.
El grupo oligopólico puede estar compuesto por dos, tres y hasta ocho o diez empresas y la franja competitiva integrada por pocas empresas, por decenas y hasta cientos de ellas y también faltar por completo.
La existencia de barreras
La persistencia en el tiempo de un mercado oligopólico depende de que la posibilidad de entrada de nuevas firmas al grupo oligopólico esté total o parcialmente bloqueada ya que si esto no se cumple perderá sus características estructurales en el largo plazo.
Algunas de las barreras más comunes que permiten la formación de oligopolios son las siguientes:
- Cuando el mercado es pequeño o la escala óptima de la planta es grande respecto del mismo indefectiblemente la industria será oligopólica y, por el contrario, si el mercado es grande y no existen barreras que impidan el acceso de nuevas firmas se convertirá en uno de competencia monopolística.
- Cuando alguna empresa posee la propiedad de patentes estratégicas o de materias primas puede estar en condiciones de impedir o dificultar el acceso de nuevas firmas.
- Si la tecnología utilizada exige que las firmas produzcan en gran escala desde el inicio de sus actividades se excluye la posibilidad de comenzar en pequeña escala y luego realizar una expansión progresiva hasta convertirse en un rival importante para las empresas previamente existentes.
- La producción de bienes acreditados y la posesión de canales de distribución establecidos hace que las empresas existentes tengan ventajas sobre los posibles competidores que ven impedido o dificultado su acceso al mercado.
Existen dos factores que debilitan la importancia de las barreras, la desregulación y la apertura de las economías. La desregulación vuelve mucho más accesibles diferentes mercados que estuvieron, debido a disposiciones legales, en manos de oligopolios muy concentrados e incluso de monopolios colectivos muy cerrados y la apertura de las economías hace que se incremente el número de competidores potenciales ya que los mismos pueden provenir de todo el mundo.
Otras características:
- Las firmas pueden ofrecer tanto productos diferenciados como indiferenciados. En el primer caso se trata de bienes sustitutos entre sí pero cada uno de ellos posee características particulares las cuales pueden originarse tanto en la calidad como el diseño o tan solo en la marca o la publicidad y ello lo hacen diferentes de los demás y en el caso restante las firmas producen bienes virtualmente idénticos y los compradores carecen de motivos para preferir al producto de una firma respecto del de las otras.
- Las empresas poseen un alto grado de interdependencia entre ellas debido a que la actitud de cada una afecta a las demás y, por esta razón, su control sobre el precio tiende a estar limitado. Por ejemplo, si una firma reduce su precio en un principio verá aumentar sus ventas a expensas de sus competidores pero éstos al verse afectados tratarán de recuperar su decreciente participación en el mercado y venderán a un precio igual o incluso inferior al establecido y, en verdad, el resultado final puede llegar a ser negativo para todos y a la inversa cuando una empresa oligopólica eleva sus precios corre el riesgo de perder su parte del mercado en beneficio de sus rivales.
En la práctica los efectos adversos de la variación unilateral de los precios pueden evitarse recurriendo a la realización de acuerdos colusorios (implícitos o explícitos) por medio de los cuales las firmas intervinientes eliminan la competencia entre sí, aumentando o disminuyendo los precios de manera simultánea o repartiéndose los montos de ventas, logrando, de esta manera, llegar a ejercer un control sobre el precio similar a la de un monopolista[7].
6.2 La competencia monopolística
La competencia monopolística se presenta cuando un mercado es abastecido por un número relativamente grande de pequeñas firmas que ofrecen productos similares pero no idénticos, o sea los bienes intercambiados son sustitutos próximos entre sí ya que la particularidad fundamental de este tipo de empresas es que pueden lograr la diferenciación de su oferta.
La heterogeneidad física o real que se presenta debido a las características funcionales, materiales o de diseño del producto son aspectos importantes en la diferenciación, pero las desigualdades logradas a través de la publicidad, la presentación, los servicios conexos y el uso de marcas y nombres comerciales adquieren también mucha significación.
Una de las consecuencias de la diferenciación del producto es que el precio no es único como ocurre en la competencia perfecta, y los productores pueden recibir ganancias extraordinarias al adquirir un limitado control sobre los precios, ya que los consumidores que manifiestan su inclinación por los bienes ofrecidos por determinados vendedores están dispuestos a pagar, dentro de determinados límites, un precio algo más alto para satisfacer dichas preferencias.
El acceso a este tipo de mercados tiende a ser relativamente fácil ya que aunque existen algunas barreras las mismas son sumamente débiles. Por ejemplo, cuando una nueva empresa pretende realizar determinada actividad no sólo debe conseguir el capital necesario para iniciarlas sino que debe lograr que los antiguos clientes de sus empresas competidoras las abandonen y todo este proceso siempre entraña costos, por ejemplo los destinados a la investigación y el desarrollo del producto o los de publicidad para informar a los consumidores sobre la existencia de la nueva marca y tratar de convencerlos de las ventajas del cambio de sus hábitos de compra.
La consecuencia inmediata que surge de la debilidad de las barreras es que las ganancias extraordinarias que pueden obtenerse son transitorias debido a que el incremento de la competencia que se produce al poder acceder a él nuevas firmas que se ven atraídas por el éxito de las previamente existentes las hacen desaparecer, por ello la permanencia y el éxito del competidor monopolístico depende de que logre mantener en el largo plazo la diferenciación de su producto.
Referencias
[1] Así como no es posible que en el largo plazo existan beneficios extraordinarios tampoco pueden existir pérdidas extraordinarias. En este caso se producirá la desaparición de empresas, una disminución de la oferta, un incremento del precio y en consecuencia el aumento de los beneficios hasta alcanzar al beneficio normal.
[2] Cuando en el mercado existe un solo comprador hablamos de la existencia de monopsonio.
[3] Esta situación se presenta cuando los costos por unidad son inferiores si la producción está a cargo de una única empresa en comparación con dos o más. Algunos de los motivos que originan monopolios naturales pueden ser las economías de escala y el volumen mínimo de capital requerido para poder desarrollar una determinada actividad productiva.
[4] En general el origen de los monopolios legales es la existencia de un “interés social” en garantizar ciertas actividades al menor costo posible o bien la protección a la aplicación de ciertas innovaciones tecnológicas. Las empresas pueden ser de propiedad pública o privada y las principales disposiciones que crean monopolios son, por ejemplo, las concesiones otorgadas a ciertas firmas para explotar servicios públicos (agua potable, electricidad, transporte) y las licencias y patentes que imposibilitan la actividad a aquellas firmas que no la poseen (bancos, emisoras de radio y televisión).
[5] Cuando existe un monopolio bilateral (un único oferente y un único demandante) la distribución del poder de mercado depende de la importancia relativa de ambos participantes y de su habilidad de negociación. Al monopolio bilateral se lo encuentra, por ejemplo, en los mercados de piezas y partes industriales que deben ser producidas bajo especificaciones muy estrictas y que sólo sirven para el cliente que formuló dichas especificaciones y son fabricadas por un único proveedor.
[6] Cuando el grupo que domina el mercado está formado por un grupo reducido de compradores, el término técnico que corresponde es “oligopsonio”.
[7] La colusión es explícita cuando hay un acuerdo más o menos formal, que antes de que se establecieran leyes antimonopólicas incluso se ponía por escrito. Es tácita si las empresas se limitan a seguir la regla de, por ejemplo, no competir en precios.